"Biografia de Bill Gates"
Bill Gates nació en una familia acomodada que le
proporcionó una educación en centros de élite como la Escuela de
Lakeside (1967-73) y la Universidad de Harvard (1973-77). Siempre en
colaboración con su amigo Paul Allen, se introdujo en el mundo de la
informática formando un pequeño equipo dedicado a la realización de
programas que vendían a empresas o administraciones públicas.
En 1975 se trasladaron a Alburquerque (Nuevo México)
para trabajar suministrando a la compañía MITS una serie de programas
susceptibles de ser utilizados con el primer microordenador, el Altair,
para el cual habían desarrollado una versión del lenguaje de
programación BASIC. Ese mismo año fundaron en Alburquerque su propia
empresa de producción de software informático, Microsoft
Corporation, con Bill Gates como presidente y director general. Su
negocio consistía en elaborar programas adaptados a las necesidades de
los nuevos microordenadores y ofrecérselos a las empresas fabricantes
más baratos que si los hubieran desarrollado ellas mismas. Cuando, en
1979, Microsoft comenzó a crecer (contaba entonces con dieciséis
empleados), Bill Gates decidió trasladar su sede a Seattle.
El negocio del software
A principios de la década de 1970, la invención del microprocesador permitió abaratar y reducir el tamaño de las gigantescas computadoras existentes hasta entonces. Era un paso decisivo hacia un sueño largamente acariciado por muchas empresas punteras en el sector tecnológico: construir ordenadores de tamaño y precio razonable que permitiesen llevar la informática a todas las empresas y hogares. El primero en llegar podría iniciar un negocio sumamente lucrativo y de enorme potencial. Era impensable que una empresa como Microsoft, dedicada solamente al software (sistemas operativos y programas) pudiese jugar algún papel en esta carrera entre fabricantes de hardware, es decir, de máquinas.
Paul Allen y Bill Gates

Bastante ingenuamente, Apple cometió el error de
dar a conocer a otras empresas las especificaciones exactas del Apple
II. Para desarrollar su primer ordenador personal, la empresa IBM copió y
adaptó la arquitectura abierta del ordenador de Apple y escogió el
microprocesador Intel 8088, que manejaba ya caracteres de 16 bits. De
este modo, en 1981, IBM pudo lanzar su primer PC (Personal Computer, ordenador personal). Pero el sistema operativo
de su PC, imprescindible para su funcionamiento, no había sido creado
por IBM, sino por Microsoft. Un año antes, en 1980, Bill Gates había
llegado a un acuerdo con IBM para suministrarle un sistema operativo
adaptado a sus ordenadores personales, el MS-DOS, que desde 1981 iría
instalado en todos los ordenadores de la marca.
IBM obtuvo un gran éxito comercial con su PC.
Con un precio que, con el paso de los años, sería cada vez más
asequible, cualquier consumidor podía comprar una computadora de tamaño
reducido, cuyas aplicaciones no hacían sino aumentar, y que abarcaban
tanto el ocio como múltiples actividades laborales. Pero IBM también
cometió errores en el uso de la patente. Muchas empresas, conscientes
del gran boom que se avecinaba, se lanzaron a la fabricación y comercialización de PC compatibles, llamados en la jerga informática clónicos, más económicos que los de IBM. El mercado se inundó de ordenadores personales
compatibles con el de IBM que funcionaban con el sistema operativo de
Microsoft, que podía venir instalado o adquirirse por separado, porque,
aunque IBM lo había encargado, el MS-DOS no era de sus propiedad: había
cedido los derechos de venta a Microsoft. Por otro lado, aparte de las
empresas y administraciones, no siempre los usuarios adquirían la
licencia del MS-DOS. Era sencillísimo conseguir una copia e instalarlo
sin pagar, hecho que favoreció aún más su difusión.
Del MS-DOS a Windows
Aún existían otra opciones, pero se quedaron en
minoritarias: gracias a su bajo coste, la combinación PC más MS-DOS
acabó copando el mercado y convirtiéndose en el estándar. Mientras los
fabricantes de ordenadores intentaban reducir costes, entregados a una
guerra de precios de la que nadie pudo sacar una posición dominante, una
empresa de software, la de Bill Gates, se hizo con prácticamente todo el mercado de sistemas operativos y buena parte del de programas.
A partir de ese momento, la expansión de
Microsoft fue espectacular. Y no sólo porque los PC necesitaban un
sistema operativo para funcionar, sino también porque los programas y
aplicaciones concretas (un procesador de textos, un hoja de cálculo, un
juego) se desarrollan sobre la base de un sistema operativo en concreto,
y ese sistema era el MS-DOS. Las distintas empresas de software (y
entre ellas la misma Microsoft) podían desarrollar, por ejemplo,
distintos procesadores de textos, compitiendo entre ellas para agradar
al usuario. Pero como la inmensa mayoría de usuarios tenía MS-DOS,
desarrollaban programas para funcionar con MS-DOS, y acababan por hacer
un favor a Microsoft, que podía presumir de que sobre su sistema
operativo podían funcionar todos los programas imaginables: los suyos y
casi todos los de la competencia. Esa retroalimentación viciosa era el
fabuloso activo de Microsoft, y Bill Gates supo conservarlo.
El MS-DOS, sin embargo, era un entorno poco
amigable, cuyo manejo requería el conocimiento de comandos que se
introducían a través del teclado. Con el lanzamiento en 1984 del
ordenador personal Macintosh, Apple pareció tomar de nuevo la delantera.
Su sistema de ventanas supuso un salto cualitativo; su interfaz
simulaba la distribución de una mesa de trabajo por medio de iconos. Un
pequeño aparato, el ratón, cuyo movimiento se reflejaba en la pantalla
con un icono parpadeante, permitía recorrerla en busca del documento o
programa buscado. En lugar de tener que recordar los comandos de cada
una de las operaciones y teclearlos en cada momento, bastaba acudir a
los listados de acciones posibles y hacer clic con el ratón sobre la
opción elegida.
Por el momento, aquellas innovaciones no
parecían hacer sombra a Bill Gates. En 1983 Paul Allen dejó Microsoft,
aquejado de una grave enfermedad. Y cuando, en 1986, Microsoft salió a
la Bolsa, las acciones se cotizaron tan alto que Bill Gates se convirtió
en el multimillonario más joven de la historia. Volcado en un proceso
de innovación tecnológica acelerada, y en su caso imitando más el
Macintosh de Apple que innovando, Gates lanzó una interfaz gráfica para
MS-DOS llamada Windows: Windows 3.0 en 1990 y Windows 3.1 en 1992.
No era, en realidad, un nuevo sistema operativo,
sino, como se ha dicho, una interfaz gráfica con ratón, iconos y
ventanas bajo la que seguía corriendo el viejo MS-DOS, pero fue muy bien
recibido por los usuarios, que disponían finalmente de un sistema tan
intuitivo como el de Macintosh pero mucho más económico al funcionar
sobre un PC, gracias a lo cual se impuso fácilmente en el mercado. El
enorme éxito llevó a la verdadera renovación que fue Windows 95 (en cuya
campaña de promoción a escala mundial asumió el propio Gates el papel
de profeta de la sociedad cibernética como personificación de
Microsoft), al que seguirían Windows 98 y las sucesivas versiones de
este sistema operativo, de entre las que sobresale Windows XP (2001), el
primero cien por cien de nuevo cuño, que dejaba completamente de lado
el antiguo MS-DOS.
Bill Gates en la presentación de Windows XP
Entretanto, el negocio no había cesado de crecer (de los 1.200 empleados que tenía en 1986 hasta más de 20.000 en 1996), y, con la generalización de Windows, Bill Gates pasó a ejercer un virtual monopolio del mercado del software mundial, reforzado por su victoria en el pleito de 1993 contra Apple, que había demandado a Microsoft por considerar que Windows era un plagio de la interfaz gráfica de su Macintosh. Desde 1993 embarcó a la compañía en la promoción de los soportes multimedia, especialmente en el ámbito educativo.
Además de Windows, muchos de los programas y
aplicaciones concretas más básicas e importantes producidas por la
empresa (el paquete ofimático Microsoft Office, por ejemplo) eran
siempre las más vendidas. Surgieron muchas voces críticas que censuraban
su posición monopolística, y en numerosas ocasiones Microsoft fue
llevada por ello a los tribunales por empresas competidoras y gobiernos,
pero nada logró detener su continua ascensión.
Empresario y filántropo

Su rápido enriquecimiento ha ido acompañado de
un discurso visionario y optimista sobre un futuro transformado por la
penetración de los ordenadores en todas las facetas de la vida
cotidiana, respondiendo al sueño de introducir un ordenador personal en
cada casa y en cada puesto de trabajo; este discurso, que alienta una
actitud positiva ante los grandes cambios sociales de nuestra época,
goza de gran audiencia entre los jóvenes de todo el mundo por proceder
del hombre que simboliza el éxito material basado en el empleo de la
inteligencia (su libro Camino al futuro fue uno de los más vendidos en 1995).
Los detractores de Bill Gates, que también son
numerosos, le reprochan, no sin razón, su falta de creatividad
(ciertamente su talento y sus innovaciones no son comparables a las de
un Steve Job,
y más bien siguió los caminos que abría el fundador de Apple), y
critican asimismo su política empresarial, afirmando que se basó siempre
en el monopolio y en la absorción de la competencia o del talento a
golpe de talonario. A los críticos les gusta subrayar un hecho
totalmente real, pese a que parezca una leyenda urbana: ni siquiera el
MS-DOS es obra suya. Bill Gates lo compró por 50.000 dólares a un
programador de Seattle llamado Tim Paterson, le cambió el nombre y lo
entregó a IBM.
En la actualidad, Microsoft sigue siendo una de
las empresas más valiosas del mundo, pese a haber perdido diversas
batallas, especialmente la de Internet y la de los sistemas operativos
para teléfonos móviles, que lidera ahora Google (Sergei Brin y Lary Pague), otro gigante tan valioso como Microsoft. Frente al dinamismo de la era de Internet, en la que surgen y se convierten rápidamente en multimillonarias nuevas ideas como la red social Facebook, de Mark Zuckerberg, la empresa de Gates parece haber quedado algo anquilosada, aunque no se pone en duda la solidez de su posición.
Tampoco ello es exclusiva responsabilidad de
Bill Gates, que ya en el año 2000 cedió la presidencia ejecutiva de
Microsoft a Steve Ballmer y pasó a ser arquitecto jefe de software para
centrarse en los aspectos tecnológicos. Bill Gates había contraído
matrimonio en 1994 con Melinda French, con la que tendría tres hijos. En
el año 2000 creó, junto con su esposa, la Fundación Bill y Melinda
Gates, institución benéfica dedicada a temas sanitarios y educativos
cuya espléndida dotación económica procede mayormente de su fortuna
personal. No en vano el fundador de Microsoft es un habitual de las
listas anuales de la revista Forbes: en 2014 la había encabezado ya en quince ocasiones como el hombre más rico del planeta.
En 2008, Bill Gates abandonó definitivamente
Microsoft para dedicarse íntegramente a sus labores en la fundación, que
había recibido el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación
Internacional en 2006. Si antes fue una figura discutida, esta nueva
etapa como filántropo despierta más bien unánime admiración: al igual
que lo fue su empresa, su fundación es la más grande del mundo por lo
que respecta a la cuantía de sus aportaciones económicas a toda clase de
programas de ayuda, investigación y desarrollo.
Comentarios
Publicar un comentario